lunes, 26 de noviembre de 2012

texto AUTO BIOgráfico

Recordar el pasado es como viajar por un instante a través del tiempo, del propio instante, intentando buscar aquello que únicamente podemos encontrar por algunos momentos en el mar infinito de nuestros recuerdos. Miramos hacia al pasado porque es lo que muchas veces nos define como seres, eso sí, abriendo puertas que se nos habían cerrado por intentar olvidar aquello que no se puede borrar de nuestra mente así se quiera. La vida en general es para mí como una película que en algún momento -si así se quiere ver- tendrá un final.

La vida es como un libro en donde cada día se va escribiendo una página, cada página es un día vivido,  vivir es poder – creo yo -  tener un cumulo de fructíferas experiencias desde que uno nace hasta que muere porque somos los que somos, estamos solos ante la escritura de nuestra propia vida. Para mí escribir acerca o algo de mí es algo complicado, diría que es un espejismo porque ¿a quién le gusta hablar de sí mismo? Sinceramente creo que a muy pocos pero bueno mi vida comienza a mil leguas de nunca más, pues hace ya veinticuatro años se originó el nacimiento de una niña llamada Laura Vanessa Olave Mendez en la ciudad de Bucaramanga, (Santander) Colombia, de padres sumamente conservadores llamados Roberto Olave Hernandez y Marisol Mendez, dicho acontecimiento se produjo con fecha exacta el día 5 de enero de 1989.

Empecé a crecer y dar mis primeros pasos en el popular barrio de San Francisco, crecí y me crié junto a muchos de mis familiares, pero sobre todo con mis abuelos desde muy pequeña, rodeada de primas y primos en un ambiente modesto, sencillo e incluso nada lujoso pasé una infancia fantástica, una infancia francamente muy normal. Parte de mi infancia (con pocos recuerdos ahora) fue llena de regalos, atenciones por parte de mi familia, algo que se ve en las fotos de los álbumes familiares, en una casa con piso en cemento, llena de perros y el loro que nunca faltaba por aquella época.

Así fueron transcurriendo los años hasta que decidieron que hora de mudarnos a una nueva casa y, por ende, a un nuevo barrio, la casa está ubicada en un barrio muy conocido de la ciudad bonita llamado Sotomayor y justo allí pasé el resto de mi infancia. Ciertos recuerdos permanecen intactos a pesar de los años porque recuerdo que cuando llegué al barrio hice amigas y amigos de inmediato, algunos de ellos aún están en el presente, otros tantos por circunstancias de la vida se han ido o sencillamente no volví a saber nada de ellos. 

A mi modo de ver, creo firmemente que la mejor etapa de la vida es esta, la infancia. Recuerdo con nostalgia aún hoy las caricaturas y las comiquitas que se veían en aquellos días, todas esas series animadas que marcaron la vida de muchas y muchos, que hacían que nos pegaramos a la pantalla del televisor. Lo que más recuerdo de esta época son los juegos callejeros con mis amigos, como lo eran la conocida lleva, el escondite, los tasos, la bicicleta, que disfrutaba pletórica con mis amigos del barrio.

Tiempo después ingresé al Colegio Sagrado Corazón e hice toda mi primaria allí. Era un colegio religioso donde me educaron bajo una fuerte fe católica. Luego, hice mi primera comunión y meses después terminé mis estudios de primaria, años más tarde comenzó la etapa en la que iba a empezar a surgir esa inquietud hacia la lectura, lo cual sucedió en el colegio, concretamente en las clases de español. Sin embargo, esa inquietud siempre ha estado latente ahí desde que era pequeña cuando mi madre me regalaba libros de cuentos de hadas para colorear.

Siempre me han gustado las historias clásicas, eso que en la academia se llama los autores clásicos sobre todo en el cine. Pues bien, durante mi época del colegio fui conociendo a distintos autores y leyendo de todo un poco, historietas, novelas, cuentos, ensayos, poesía, historia y hasta geografía. Me gustaba leer mucho por aquella época las enciclopedias que se coleccionaban los domingos en vanguardia liberal, aún las conservo en mi biblioteca personal.       

Para mi escribir acerca o algo de mí es algo complicado, diría que es un espejismo porque ¿a quién le gusta hablar de sí mismo? Sinceramente creo que a muy pocos pero bueno hablar sobre mi acercamiento a la lectura es fácil puesto que ha sido un proceso de años, siempre he sido una persona inquieta por saber cosas nuevas, aprender cosas nuevas, creo que he intentado cultivarme de la mejor manera posible manteniendo, ante todo, una postura abierta y critica, sabiendo madurar poco a poco los proceso de interpretación.

A medida que pasa el tiempo uno va cambiando la perspectiva de las cosas y bueno se va madurando a la hora de invertir el poco tiempo que queda en buenas lecturas y buen cine, y creo que de eso se trata la vida, justamente de pequeños detalles, de ocupar el tiempo en algo productivo, en trabajar para ir matando el tiempo poco a poco, hora a hora, día a día, semana a semana, mes a mes, para adaptarse a un sistema dentro de nuestra sociedad pero también y lo más importante la vida trata de cultivarse, de ir mejorando como persona, de ir en un contante dinamismo.

La lectura es un proceso que te va transformando y desde el colegio ha sido un constante continum en mi vida, hay libros que te marcan y te abren la mente a distintas posibilidades, que te enseñan a no pasar entero, a cuestionar, precisamente una de las cosas que más me han marcado de mi proceso como lectora es que la lectura me ha hecho cuestionarme muchas cosas
y eso de alguna manera te hace sentir bien contigo mismo.

Dice un gran filósofo que “recordar es vivir” y es justamente lo que me pasa en estos momentos cuando trato de recordar aquello que me ha marcado desde que era una pequeña niña, aquello que me ha marcado como persona, lo cual, se ha venido manifestando en los últimos años de mi vida cada vez más fuerte. Uno de esos recuerdos es un regalo que me hizo mi mama y fue justamente un libro de cuentos infantiles.

El proceso de acercarme a la lectura ha sido un proceso lento pero seguro, empezó estando en el colegio en bachillerato y se intensifico al finalizar el colegio, luego en el pre-icfes de Marco me acerqué a distintos tipos de lecturas, de historia, geografía, literatura, entre otros. Cuando empecé la universidad poco a poco fui comprando libros hasta que construí una pequeña biblioteca; eso sí, aún quedan libros por leer de mi biblioteca.

Otra de las razones que me acercaron a los libros fue mi pasión hacia el cine clásico y al cine comercial, las películas son como los libros, poco a poco te van cautivando unos más que otros, los libros son como los sabores de los helados, a cada cual le gusta más de un tipo que otro. Suele ser que cada día se va depurando el gusto porque a medida del tiempo el gusto va cambiando.     

La vida se refleja en aquello que somos cada día, en aquello que proyectamos mientras maduramos y envejecemos y en los últimos años he tenido un acercamiento a lecturas de diferentes tipos pero cada día me convenzo más que leer es la única manera de romper con muchos prejuicios y lo que nos permite desintoxicarnos de tanta desinformación y la lectura abre camino y abre puerta; al reconocer que las puertas que se abren solamente una vez… 


Ahora más que nunca que trabajo y estudio valoro mucho más la lectura de aquellos libros que me han hecho ver las cosas de diferente manera y sobre todo que me han puesto pensar, pienso en ello sobre todo en las madrugadas cuando voy en la ruta hacia mi trabajo, hoy más que nunca en las madrugadas reflexiono sobre aquello que muchas veces me define, la madrugada es un tiempo excelente para pensar en buenos libros y en buenas películas porque a todos nos ocurre la monotonía, nos gata la batalla alguna vez, alguna vez …